Aurora Beltrán , pamplonesa del 64, es leyenda viva del rock hispano y estandarte del papel de la mujer en la música popular española con cuatro décadas de carrera como líder de los grupos Belladona y Tahúres Zurdos y desplegando una intensa carrera en solitario con la que se ha ganado el respeto y la admiración de varias generaciones de rockeros.

Aurora llegó a la música a una edad muy temprana y de forma terapéutica: “A los 7 años tuve una enfermedad rara que se llama pertes y que me mantuvo bastante tiempo inmovilizada en una silla de ruedas con una escayola en la pierna derecha y un corsé. Mi padre, Manuel Beltrán, que era un señor muy inteligente emocionalmente y de todas las formas, pensó que la mejor manera de entretenerme era comprándome esa guitarra que yo había pedido desde hacía un montón de tiempo. Fue a los 7 años y aprendí a tocar de forma autodidacta.”

Sus influencias musicales llegaron también a través de vivencias cercanas: “Yo vivía en un bajo y tenía unos vecinos de mi edad con hermanos mayores que escuchaban una música “diferente”: Lou Reed, Pink Floyd, Johnny Winter, Neil Young, Janis Joplin y otras mujeres maravillosas…”. Fue David Bowie quien le abrió a nuevos sonidos: “Con 8 años escuché la canción Five years. No tenía ni idea de lo que decía, pero me produjo una especie de mal de Stendhal, de desasosiego, felicidad, conmoción… Años después descubrí que la cantaba un señor que se llamaba David Bowie y que tenía una letra tremenda”.

Foto cedida por Javier G° Espinosa

Con un buen número de canciones a sus espaldas -algunas de ellas auténticos himnos, como Tocaré o Planeta Ruido -, Aurora asevera que escribir canciones es “ cuestión de currar. Cuando a veces te viene una musa a deshoras o en sitios extraños, entonces hay que hacerle un poco de caso.” Y puede inspirarle cualquier cosa: “un sonido, un golpe de guitarra… Siempre tengo la guitarra al lado con cuadernos y bolígrafos”. Sus canciones orbitan siempre sobre pensamientos y vivencias propias “Algo muy común en la gente que escribimos canciones es que nos desahogamos cuando algo no va bien, porque, cuando algo te va bien, no te paras a escribirlo: lo vives.”.

Tras un parón de 15 años, en 2019 volvía a poner en circulación su apuesta musical más añorada. Fue la vuelta de Tahúres Zurdos, incluso con temas nuevos como Princesa Hada o Redención : “Empezó de modo casual a raíz de la boda de Luis Cadenas, nuestro manager. Le preguntamos que qué regalo de bodas quería y nos dijo que lo que más ilusión le hacía es que tocáramos en su boda. Luego le dió una vuelta y nos propuso alquilar una sala y que el dinero recaudado fuese para una causa benéfica; una asociación de síndrome de dravet, una enfermedad rara muy agresiva. Llenamos la sala y salió muy bien. A raíz de eso los promotores empezaron a llamar y decidimos seguir tocando. En eso llegó la pandemia y todo se paralizó. Pasado el Covid, decidimos remontar a ver qué podíamos hacer. Y aquí seguimos. Esta última gira que acabamos de terminar ha salido muy bien. Las sensaciones han sido maravillosas”.

Aurora compagina a Tahúres con colaboraciones – “he grabado con Santi Campillo una canción preciosa que se llama Aurora, pero no por mí, sino por su madre. También con Nat Simmons en su último disco Felinas-, pero es posible seguir disfrutando de sus canciones en formato acústico: “Este mes de febrero tengo conciertos programados en Zaragoza, Gernika, Irún… El formato acústico me encanta y no quiero dejar de hacerlo”.

A la hora de defender y proteger sus derechos como autora, Aurora tuvo siempre muy clara su apuesta por SEDA: “SEDA es una movida muy reciente a la que hay que darle cancha. Poco a poco se van consiguiendo cosas y yo confío en la gente que está en esta pequeña y humilde sociedad, que vayamos poco a poco conquistando terreno. Sobre todo, en el presente tecnológico en el que se mueve la música tenemos que pelear para que todo lo que va circulando por la Red y que es tan intangible revierta en quien tiene que revertir: los músicos”.

Escribir canciones es cuestión de currar, a veces te viene una musa a deshoras o en sitios extraños, entonces hay que hacerle un poco de caso

Aurora deja un mensaje final sin fisuras: “Quisiera destacar la poca visibilidad que aún hoy en día tenemos las mujeres en todos los ámbitos musicales y, como no, en el rock. Necesitamos más visibilidad porque, al haber estado siempre en un segundo plano, nos hemos esforzado mucho para poder hacer las cosas bien. Habría que dar más cancha a los grupos de mujeres y a las solistas femeninas para poder tocar en igualdad de condiciones y qué se tenga en cuenta nuestro talento, no nuestro género. No es cuestión de “cupos”. Podemos aspirar a ocupar el mismo sitio que ellos, porque, si hablamos de talento, no es que tengamos el mismo, sino que podemos tener mucho más.”

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