Nació en La Coruña en 1977. La música forma parte de su vida desde que tiene uso de razón. El jazz, junto a la educación clásica que recibió, es su sello de identidad.

Iago Mejuto nació un 22 de julio de 1977 en La Coruña. Ya desde bien pequeño se iba gestando una vocación que poco a poco consiguió producir un “gran impacto sobre mí”. Surge un “hambre de música que me lleva a iniciar estudios en el conservatorio de mi ciudad natal”.

El piano fue y sigue siendo su compañero, pero junto a esta educación clásica, enseguida y siendo todavía adolescente, se interesa por el jazz, un género con el que también se siente muy cómodo. De hecho, ambos estilos son sus “principales influencias”.

Sus primeros acordes en los escenarios los hace en “hoteles, cruceros y eventos de todo tipo”, hasta que en 2003 el jazz protagoniza ‘Porto do son’, su primer y de momento único trabajo de estudio, aunque no sería hasta 2005 cuando se editara por Audia Records. Iago además de tocar el piano, fue “auto productor” de su propio trabajo.

La música clásica y el jazz son sus fuentes de inspiración, de hecho “es lo que principalmente escucho y en lo que me baso para componer. Suelo partir de una idea o tema que empiezo a desarrollar hasta que estoy satisfecho con lo que tengo”.

Con unas raíces musicales bien marcadas asegura que no desmerece “otras formas de creación que también merecen todos mis respetos. No me siento atado a ninguna etiqueta estilística porque, desde mi punto de vista, estas cuestiones no son más que recursos expresivos o marcos de referencia que facilitan la comunicación, pero desde mi punto de vista no son el elemento determinante a la hora de relacionarte con tu público”.

Pianista, musicólogo y perito judicial de Propiedad Intelectual, Iago Mejuto también ha producido música para Telemadrid.

Aunque la música sigue siendo su gran pasión y nunca va a dejar de formar parte de su vida, actualmente “he dejado un poco de lado mi carrera como músico para centrarme en el ámbito académico y musicológico, auque tengo planes de retomarla. Puede parecer que esto es algo malo a priori, pero debo decir que estoy más activo que nunca dando clases en la Universidad Carlos III, investigando sobre distintas cuestiones, escribiendo papers sobre temas que me apasionan y ayudando a quien requiere de mis servicios como Perito en temas relacionados con la industria de la música”.

Precisamente ese ámbito académico al que en estos momentos le está dedicando gran parte de su tiempo fue el que lo trajo a SEDA. Estaba “preparando una de mis clases en la universidad sobre Sociedades de Gestión Colectiva de Derechos, hice una consulta en la web del Ministerio Cultura y allí me encontré con SEDA”. Tras visitar la web e investigar “decidí que me interesaba formar parte ella. Ofrece confianza e ilusión por continuar creando música ya que nos proporciona una base sobre la que construir un modelo de negocio sólido”.

Su investigación académica también lo ha llevado a centrarse en la creación y en la producción, algo que considera que es “la principal problemática de los autores de nuestro tiempo. Esto se traduce, en la práctica, en una industria de la música, yo a veces dudo de que a esto se le pueda llamar ‘industria’, siendo quizá más apropiado el término ‘mundillo’, de naturaleza muy opaca que excluye a los propios músicos, o incluso nos expulsa de su seno: No hay más que ver las ofertas de trabajo que publican en las RRSS las multinacionales del sector.

Seguro que hay un montón de cosas que se pueden hacer, pero “creo que todo empieza por ser más crítico con las instituciones del arte como, por ejemplo, los conservatorios de música: ¿qué modelos se están replicando hasta la saciedad en estos entornos? Hay que ser críticos también con el legislador, que promulga una legislación que nos condena a la opacidad”, y también con “las empresas del sector, especialmente las multinacionales, por estar empapadas de una cultura empresarial y corporativa claramente tóxica. Pero también hay que ser crítico con el músico moderno, bastante insolidario en ocasiones (en mi opinión) y que no en pocas ocasiones vive ajeno a la realidad”.

En este sentido Iago Mejuto no cree que pueda haber soluciones globales o sectoriales, pero lo “que sí creo es que se puede y se debe mejorar la formación que reciben los músicos, muy focalizada en la práctica instrumental... algo totalmente lógico por otro lado en determinadas etapas de la formación de un músico”. Pero “saber tocar un instrumento no te permite comprender el mundo en el que vives, y creo necesaria una formación en «competencias para la vida» (como se le llama ahora) que le permita a los músicos, sobre todo a los independientes, saber cómo se construye una carrera artística, es decir, a adoptar un perfil más artístico y menos «profesional de la música» (como ha sido mi caso), porque a día de hoy esto es posible y hay más herramientas que nunca para conseguir resultados sin necesidad de «casarte con nadie».

Pues sobre todo confianza e ilusión por continuar creando música ya que “nos proporciona a los músicos una base sobre la que construir un modelo de negocio sólido”. Esto, unido al “talento que cada uno tenga, nos puede generar resultados en forma de rendimientos económicos sin los cuáles, llegado un determinado momento, es muy complicado desarrollar plenamente una carrera musical”.

Puedes encontrar más cosas sobre Iago Mejuto en sus perfiles de Spotify y Youtube.